Harold Shipman, “El doctor muerte”.

 

Nació en 1946, en el seno de una familia trabajadora británica. Desde temprana edada  estuvo muy unido a su madre, sin la que su mundo dejó de tener sentido al morir de cancer cuando el tenía  17 años.Estudió en la Universidad de Medicina de Leeds, Reino Unido, donde posteriormente conoció a su futura esposa, con la que tuvo 4 hijos.

 

Parecía llevar una vida de lo más normal,había formado una familia y tenía trabajo, hasta que fue arrestado por primera vez en 1975 por falsificar unos documentos que le autorizaban a obtener para su propio uso cantidades de “Petidina”,  un   narcótico analgésico que actúa como depresor del sistema nervioso central y  se utiliza para aliviar el dolor de intensidad media o alta.        

                                                                                                                                                     

  Se convirtió en su droga, con la que parecia soportar el estrés que le proporcionaba su trabajo. Por ello, fue expulsado de su trabajo y  enviado a un centro de rehabilitación.                                                                                                                     Continuó trabajando como Médico hasta crear su propia clínica, en la cual contó con más de 3000 pacientes e indujo al sueño eterno a muchos de ellos.

A lo largo de aproximadamente cinco años se dedicó a asesinar de forma sistemática a pacientes ancianos , en su mayoría mujeres, inyectandoles altas dosis de morfina.                                                                                                                                  Para pasar desapercibido Shipman elaboraba un acta de defunción en la que afirmaba que el paciente había muerto por “causas naturales”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        A pesar de que el Dr parecía tener todos los cabos bien atados,  la Dra. Linda Reynolds comenzó a tener sospechas a raíz del índice tan elevado de defunciones que se presentaba en los pacientes de éste. Llegó a la conclusión de que Shipman estaba matando a sus pacientes, pero no tenía aun claro si era por negligencia o si había intención. Linda Reynolds le denunció y  la Policía le comenzó a investigar pero a falta de pruebas se detuvo la investigación.  Su  última víctima fue la adinerada Kathleen Grundy, quien murió en su casa cuando Shipman fue a hacerle una visita médica con su inseparable arma, la morfina.  Tras asesinarla redactó un falso testamento de herencia a máquina, pero la hija de Kathleen sabía que su madre no tenía máquina, por lo que llamó a la Policía y Shipman fue arrestado al hallarse morfina en el cadáver de Kathleen. Ahí termino su etapa como asesino en serie.

Analizando esta frase que él mismo dijo podemos acercarnos un poco mas a la razón por la que asesinaba.  “Yo puedo curar o puedo matar. Soy un médico y en mis manos está el poder de la vida y la muerte. No soy un instrumento de Dios; cuando estoy con un paciente, yo soy Dios. Soy un ser superior”. Necesitaba sentirse superior.

Se quitó la vida en la madrugada del 13 de enero del 2004 con las sabanas de su cama. Le encontraron muerto a la mañana siguiente en su zelda.

 

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